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Miguel Ángel De Marco, Manuelita (Buenos Aires: Emecé, 2023), 320 pp.
Susana Frías
Susana Frías
Miguel Ángel De Marco, Manuelita (Buenos Aires: Emecé, 2023), 320 pp.
Temas de historia argentina y americana, vol. 1, núm. 31, pp. 119-122, 2023
Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires
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Estudios y reseñas bibliográficas

Miguel Ángel De Marco, Manuelita (Buenos Aires: Emecé, 2023), 320 pp.

Susana Frías
Academia Nacional de la Historia, Argentina
Temas de historia argentina y americana
Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires, Argentina
ISSN-e: 2618-1924
Periodicidad: Semestral
vol. 1, núm. 31, 2023


De Marco Miguel Ángel. Manuelita. 2023. Buenos Aires. Emecé. 320pp.

Esta obra se suma a las muchas biografías que el autor ha publicado, varias de ellas centradas en el siglo XIX, aunque ésta es la primera centrada en una mujer. En el Prólogo reconoce que la idea de abordar la vida de la hija de Rosas lo rondaba desde hacía muchos años, de la época en que, a través de notas periodísticas, realizaba bocetos de actores de nuestro pasado. Sus libros Soldados y Poetas . De los hombres, la patria y el coraje ‒que ha conocido varias ediciones y, en cada una nuevos personajes, algunos de ellos poco conocidos‒ se relacionan con aquellas semblanzas y más de uno de sus esquicios se cuelan en este libro. Cito sin abundar el referido a Florencio Varela (p. 237), el que se titula “Está contra nosotros el que no está del todo con nosotros” (p.102) o el que se refiere a los marinos de la fragata Eugenia y el bergantín Lagerbjelke (p. 263). Pero es en las dos biografías que preceden a ésta ‒Quiroga, caudillo federal, guerrero indómito . Brown, primer almirante de los argentinos‒ donde la figura de Manuela de Rosas comienza a tomar volumen. De Marco posee un profundo conocimiento de la época en que sus biografiados están insertos, lo cual brinda a cada uno de ellos un andamiaje sólido en el cual anclarse.

Es interesante repasar, a través de los distintos capítulos, el modo en que va perfilándose la protagonista, pues esta forma de trabajar el personaje es común a otras biografías del autor, hasta llegar al momento en que adquiere toda su identidad. Para ese perfil son especialmente relevantes las numerosas misivas que Manuela dirige a sus amigas ‒especialmente a Dolores Fuentes‒ así como las que, a lo largo de su vida intercambió con Pedro Burgos ‒marido de su madrina‒, el gobernador de Santa Fe, Juan Pablo López, con su fiel amigo Antonino Reyes y, como no podía ser de otro modo, con su marido, Máximo Terrero. No menos relevante para formarnos una idea del personaje, son las numerosas relaciones que dejaron los extranjeros. Marinos como el capitán de la Royal Navy Thomas Herbert, los oficiales suecos de la fragata la “Bellona” y su capellán, o las del enamorado lord Howden. Son importantes también las imágenes que de ella trasmitieron viajeros como Marmier o Greene Arnold y las descripciones de los periódicos de la época. Para la etapa menos conocida, la del exilio, pueden agregarse, por reveladora, la carta de Urquiza al gobernador de Buenos Aires o la misiva que Juan Bautista Alberdi, asiduo corresponsal de Terrero, intercambia con ella. A través de toda esta documentación de la adolescencia a la vejez, el retrato de Manuelita es bien diferente del de “La Niña”, siempre sometida al “irrefrenable egocentrismo” paterno. El momento clave –el de la identidad completa‒es el anuncio de su tan postergado matrimonio situación que refleja la madurez de Manuelita.

El autor no elude los rasgos negativos de la biografiada, quien era capaz de reprender ‒como lo hace con Pedro Burgos después de la muerte de Encarnación (p. 131)‒, de manifestar su enojo frente a infundios como el referido a sus clases de piano (p.70) o el que le atribuye haber entregado instrucciones a Oribe (p. 147). No obstante, recalca De Marco “no existe constancia alguna de que objetara un solo acto de injusticia o crueldad que hubiese llevado la impronta de su Tatita” (p. 155). Ese silencio autoimpuesto revela también un rasgo que puede resumirse en la frase “nunca escribo lo que no debe verse”, estampada en carta a una amiga.

El equilibrio entre la vida del personaje y la realidad que lo rodea es siempre difícil de lograr. En el caso presente el riesgo es doble: por un lado como todo biógrafo, el autor puede atribuirle al protagonista una injerencia en esa realidad mayor que la que realmente tiene; por otro, desdibujar el lugar que ocupó, otorgándole a otros ‒en este caso su propio padre‒ la centralidad. El autor ha logrado en este aspecto, la medida justa, ecuanimidad que también se trasunta en el tratamiento de los aspectos más conflictivos de este peculiar momento histórico.

En la actualidad, los biógrafos bucean en los pliegues de sus biografiados para ventear todo aquello que pueda contribuir a aumentar la publicidad y las ventas de su libro. No faltan ingredientes de esta naturaleza en la vida de la familia Rosas: la lejana relación entre Juan Bautista y su padre, la relación de Rosas con Eugenia Castro, los reclamos de sus hijos a la sucesión de su abuela materna; sin embargo, han sido tratadas sobriamente, sin aditamentos ni golpes de efecto.

En todas sus biografías De Marco aporta anécdotas e información que van más allá del mero campo sociopolítico; esas pinceladas bien manejadas, colaboran a aligerar los textos con aspectos poco conocidos o pintorescos de nuestro pasado, tales como las descripción de bailes tanto los elegantes como los organizados por la comunidad negra o las “tertulias ambulantes” de Echeverría y sus acólitos.

El material visual de este libro denota haber sido cuidadosamente pensado; recalco la frase material visual pues no se trata de meras ilustraciones. El autor ha tenido acceso a coleccionistas particulares y nos ofrece obras poco conocidas, como el óleo Boudoir federal atribuido a Descalzi. Entre quienes le prestaron colaboración destaco a Carlos Vertanessian quien ha cedido algunos ejemplares que componen su Rosas el retrato imposible, lo que pone al alcance de un público mucho más numeroso, imágenes poco conocidas. Reviste especial interés la inclusión de las que pertenecen a la vejez de la biografiada, su marido y sus hijos.

Renglones más arriba mencióné que el libro se nutre de variada correspondencia, relatos de viajeros y crónicas periodísticas. Estas son sólo una parte del aparato erudito de este libro que se nutre de mucho trabajo de archivo donde ocupan un lugar significativo el Fondo Ortiz de Rosas y la Colección Fitte de la Academia Nacional de la Historia. Debe destacarse, también que el autor accedió a repositorios particulares, como el de la familia Cordero o la colección del penalista Palombo. Hizo un exhaustivo análisis de la bibliografía existente utilizando equilibradamente tanto a los detractores como a los panegiristas de Rosas.

En síntesis, esta sólida biografía de Manuelita es erudita y ofrece al especialista temáticas que podrían ahondarse, pero también entretenida para el lector culto.

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