Artículos

Estudio bíblico-farmacéutico sobre algunos medicamentos en la Sagrada Escritura

Biblical-Pharmaceutical Study on Some Medications in Holy Scripture

Daniel. Facundo Asade. Mela
Universidad de Buenos Aires. Universidad Católica Argentina, Argentina

Revista Teología

Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires, Argentina

ISSN: 0328-1396

ISSN-e: 2683-7307

Periodicidad: Cuatrimestral

vol. 58, núm. 136, 2021

revista_teologia@uca.edu.ar

Recepción: 08 Diciembre 2020

Aprobación: 05 Mayo 2021



DOI: https://doi.org/10.46553/teo.58.136.2021.p9-34

Resumen: El siguiente artículo presenta un estudio bíblico-farmacéutico sobre algunos de los medicamentos que aparecen en la Sagrada Escritura, ofreciendo un conocimiento histórico-farmacéutico básico, sólido y con fundamento científico. Se analizarán solamente las drogas que se utilizaban con una finalidad terapéutica, específicamente: el vino, el aceite, la sal, el higo, la bilis de pescado y se señalarán otras menciones menores (mandrágora, colirio, etc). En cada caso, se llevará a cabo un trabajo de comparación con antiguas farmacopeas de diversas procedencias. Finalmente, se presentarán brevemente algunos términos relacionados a la farmacia.

Palabras clave: Biblia, Farmacia, Medicamentos en la Biblia, Farmacopeas antiguas.

Abstract: The following article presents a biblical-pharmaceutical study of some of the medicines that appear in Holy Scripture, offering basic, solid, scientifically-based historical-pharmaceutical knowledge. Only therapeutical drugs will be analyzed, specifically: wine, oil, salt, fig, fish gall and other minor mentions (mandrake, eye drops, etc.) will be pointed out. In each case, they will be compared out with old pharmacopoeias from various sources. Finally, some terms related to the pharmacy are briefly presented.

Keywords: Bible, Pharmacy, Medications in the Bible, Ancient Pharmacopoeia.

1. Introducción

Este estudio tiene como objetivo propiciar la interdisciplinaridad entre las ciencias bíblicas y la farmacia[1] en un diálogo que permita un conocimiento histórico-farmacéutico básico, sólido y con fundamento científico sobre los medicamentos[2] que aparecen en la Sagrada Escritura (propiedades, usos, etc).

Como criterio, se analizarán solamente drogas[3] que forman parte de un remedio, ya sea como excipiente[4] o principio activo[5]. Siempre se llevará a cabo la comparación con los remedios que aparecen en antiguas farmacopeas[6] de diversas procedencias. Finalmente, se señalarán algunos medicamentos y términos relacionados con la ciencia farmacéutica que aparecen en el texto bíblico.

Para el trabajo de comparación se trabajará con las lenguas originales[7], siempre que esto sea posible, y con textos especializados tanto en castellano como en inglés.

Es conveniente aclarar que este artículo versa exclusivamente sobre la farmacia, dejando de lado aquellos menesteres propios a la práctica médica.

2. Medicinas testimoniadas en la Escritura

En esta sección se presentarán las distintas sustancias medicinales que aparecen en el texto bíblico. Primero, aquellos productos que exceden al uso medicinal (vino, aceite y sal); luego los productos específicamente preparados con fines farmacológicos (medicamento de higo y aceite de hiel de pez) y, finalmente, un apartado con algunas breves menciones, tanto de medicamentos como de términos, que ameritan una explicación y/ clarificación[8].

2.1. El vino

Este aparece numerosas veces en las Escrituras y la recorre desde el Génesis hasta el Apocalipsis, en comidas, celebraciones, ofrendas, etc. Como remedio, solamente aparece en el Nuevo Testamento. Es una de las sustancias que el samaritano utiliza para auxiliar al hombre herido (Lc 10,34); en el evangelio de Marcos, se relata que a Jesús le ofrecieron «vino con mirra» (Mc 15,23) y por último, Pablo lo recomienda a Timoteo: «toma un poco de vino a causa de tu estómago» (1 Tm 5,23).

El vino, además de ser un excipiente capaz de disolver ciertos principios activos (dado que contiene alcohol), posee diversas propiedades farmacológicas. El samaritano utiliza «aceite y vino» (ἒλαιον καὶ οἲνον), los cuales serían parte de sus provisiones para el viaje[9]. No se trata de un preparado de antemano con fines medicinales como puede ser una infusión, un ungüento u otro, sino algo que se tenía a mano. El vino, entre sus propiedades, es antiséptico por el alcohol que lo compone; por esa razón se lo vertía en las heridas.

Su uso medicinal está atestiguado desde antiguo por Hipócrates en su obra Sobre las úlceras quien aconseja que «habiendo hervido hojas en vino y aceite, vendar la [úlcera]»[10] (φύλλα ἐν οἲνω καί ἐλαινῳ ἑψήσας προστιθὶες καταδεῖν[11]). Según Dioscórides[12], en Sobre los remedios medicinales 5,6, los «vinos (οἶνοι): los añejos y dulces (…) se aplican con torundas de lana engrasadas en heridas recientes e inflamaciones (πρός τε τραύματα[13] καὶ φλεγμονὰς σὺν ἐρίοις οἰσυπηροῖς ἐπιτιθέμενοι[14]); se administra también con provecho en forma de loción contra úlceras malignas, cancerosas y supurantes»[15].

También se hace referencia en la Misná (Sábado o Shabbat 19,2)[16], y entre los cristianos siríacos durante la Antigüedad tardía, quienes indicaban «lavar la herida con vino (ܚܡܪܐ )[17] y aceite (ܡܫܚܐ )[18]» en caso de «un golpe en la cabeza o una caída»[19].

El «vino con mirra» (ἐσμυρνισμένον[20] οἲνον) que aparece en Mc 15,23[21], sostiene Gnilka, producía «una bebida narcótica que tenía por finalidad mitigar los dolores. Era conocida la propiedad narcotizante de la mirra»[22]. Esto

«Solía relacionarse este rasgo humanitario con una costumbre judía según la cual las mujeres de la alta sociedad jerosolimitana tenían costumbre de suministrar, por iniciativa propia, este narcótico a los condenados (bSanh 43a[23]). Subyace Prov 31,6: “Dad bebidas narcotizantes al que va a perecer”. Dado que no se menciona a las mujeres, es de suponer que los verdugos practicaron ese ofrecimiento. La negativa de Jesús a tomar la bebida manifiesta su voluntad de soportar los padecimientos, al igual que se había decidido libremente en Judea a subir a Jerusalén (10, 32 s)»[24].

Dioscórides, en Sobre los remedios medicinales 1,64, refiere al uso de la mirra «contra la ortopnea[25], dolor de costado y de pecho»[26] (ὀρθόπνοιαν καὶ πλευρᾶς πόνον καὶ θώρακος[27]).

La mirra, es una oleogomorresina que se extrae haciendo una incisión en la corteza del árbol Commiphora myrrha (Nees) Engl., que pertenece a la familia Burseraceae.[28] Posee actividad analgésica, y actúa sobre los receptores opioides[29], por lo que podemos decir que es un narcótico. En este caso, el alcohol y el agua contenida en el vino tendría una doble función: por un lado, actuar como excipiente para disolver la mirra, y por otro potenciar el efecto sobre el sistema nervioso central.

En cuanto al consejo de Pablo a Timoteo: «No bebas ya agua sola. Toma un poco de vino (ἀλλὰ οἲνῳ ὀλίγῳ) a causa de tu estómago y de tus frecuentes indisposiciones» (1 Tm 5,23); se desconoce en qué consistían los frecuentes malestares estomacales que sufría (aunque podemos suponerlo, según veremos más abajo). En el Banquete de los Eruditos 2, 24, Ateneo de Náucratis habla de la necesidad de beber agua y los efectos de hacerlo en exceso antes de las comidas. Luego señala «si alguno de nosotros tiene dificultad que tome de [vino] dulce tibio diluido (γλυκὺν ὑδαρῆ θερμὸν προλαμβανέτω[30]), preferentemente del llamado protopos [el dulce de Lesbos], que es para el estómago»[31].

Por su parte, Dioscórides, en Sobre los remedios medicinales 5,6, afirma que

«En general, todo vino puro y sin mezcla, de naturaleza seca, es calorífico, fácil de asimilar, estomacal (εὐστόμαχος[32]), estimulante del apetito, alimenticio, somnífero, fortificante, causante de buen color. Bebido en bastante cantidad, auxilia a los que tomaron cicuta, o cilantro, o ajonjera, o pharikón, o meconio, o litargirio, o tejo, o acónito, u hongos. También contra las mordeduras de serpientes y picaduras de todo animal que por picar o morder aniquile por enfriamiento o revuelva el estómago»[33].

En El libro de las medicinas[34], una farmacopea cristiana siríaca anónima de la Antigüedad tardía, indica: «Para aquellos que comen con gula (ܪܓܬܐ ), deberán beber vino (ܚܡܪܐ ) calentado, de color rojo intenso, y que no es ácido, ya que este tipo de vino cura la gula, que surge por el exceso de frío en el estómago (ܐܣܛܘܡܟܐ )»[35].

Las razones por las cuales se recomienda a Timoteo tomar un poco de vino no están explicitadas en el versículo; pero

«Las proposiciones que componen este versículo pueden ser descompuestas en tres tesis: 1) la utilidad del vino, cuya marca léxica se apoya en el verbo “hacer uso de” (χράω), 2) el consumo del vino y la cantidad recomendada, “poco” (ὀλίγος), y 3) la razón que sustenta la permisión, la enfermedad que aqueja el estomago de Timoteo dirigida por la preposición “a causa de” (διά). Cada tesis sella una misma línea discursiva que tiene su inicio en la literatura médica, sigue con una restricción moral indicadora de una situación social específica y que tiene su contraparte en el antónimo de “poco”, para culminar con la causa necesaria que justifica y legitima el consejo paulino, el estómago enfermo, cuya referencia parece ineludible para otorgar validez a la autorización sobre la ingesta de una bebida problemática por los efectos que conlleva su exceso»[36].

Otros autores piensan que Pablo no quiere que Timoteo lleve adelante la práctica ascética de no beber vino, como los nazirs (Nm 6,1-4) o los recabitas (Jr 35, 5-6); y de algún modo dañar su salud[37].

Teniendo en cuenta la farmacopea siríaca, se puede pensar que el consejo de beber un poco de vino se deba al modo de comer de Timoteo.

En consonancia con este último concepto, algunos estudios gastroenterológicos sostienen que beber vino reduce el malestar producido luego de una ingesta pesada, como también ayuda a eliminar la acidez estomacal y otros efectos secundarios[38].

2.2. El aceite

En el judaísmo antiguo y otras culturas del Cercano Oriente[39] el aceite era utilizado como remedio, pero principalmente en la unción de un rey, en la consagración de sacerdotes, en el culto y en los ritos funerarios. En los evangelios es signo de esplendor o regalo y se utiliza para la unción de enfermos[40].

«En el contexto religioso hebreo, el óleo tiene expresas connotaciones de vida, salud y favor divino. El olivo aparece en la literatura rabínica como un árbol relacionado con el paraíso celestial y el óleo se considera un fruto precioso para la vida y salud del hombre. Su significado religioso va más allá de lo que el óleo pueda aportar en cuanto medicina; es ante todo un signo de la benevolencia divina»[41].

El aceite posee distintas funciones en los preparados medicinales, ya sea como excipiente o principio activo. Como excipiente se conoce desde la Antigüedad, y su función era la de disolver algún principio activo de aplicación tópica y poco soluble en agua. Un texto ugarítico (KTU 1.114) que presenta un medicamento contra la embriaguez del dios El, hace uso del aceite para disolver el compuesto con actividad farmacológica:

«Ashtarte y Anat [los hallaron (?)]

y con ellos le hicieron volver [en sí],

al aplicar el remedio, ¡mira!, éste se despertó.

Esto es lo que se habrá de poner sobre su frente (del enfermo):

“pelo de perro”[42], así como (sobre) su cabeza, garganta y ombligo.

Se pondrá junto con zumo de olivas (dmzt)[43] tempranas»[44].

De modo similar al vino, el aceite aparece en el texto bíblico (שֶׁמֶן , ἒλαιον), como alimento, perfume, combustible para lámparas, líquido para ungir, etc. En uso medicinal, sólo aparece en el texto del Buen Samaritano (Lc 10,34), que acabamos de ver; y al comienzo del libro del Profeta Isaías: «De la planta del pie a la cabeza no hay en él cosa sana: golpes, magulladuras, heridas frescas, ni cerradas, ni vendadas, ni ablandadas con aceite (בַשׇּׁמֶן / ἒλαιον)» (Is 1,6). En ambos casos cumple la función de curar y/o aliviar las heridas.

Siglos más tarde, Dioscórides, en Sobre los remedios medicinales 1,30, afirma, al igual que los antiguos textos del Cercano Oriente que acabamos de ver, que: «el aceite mejor con vistas a su consumición saludable es el resultante de la trituración de la aceituna antes de madurar», y que «es útil para perfumes» y como (μαλακτικὸν τῆς σακρός[45]) «emoliente de la carne»[46], entre otras propiedades.

En el Nuevo Testamento, se indica que posee también un aspecto medicinal, aplicado en nombre del Señor, como lo testimonia la carta de Santiago: «¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo (ἐλαίῳ) en el nombre del Señor» (Stg 5,14). Este texto es uno de los fundamentos del sacramento de la unción de los enfermos y se lee durante la celebración del mismo. Allí se pide la salud del enfermo, la fuerza para sobrellevar las dolencias y, cuando es necesario, lo prepara para el paso a la vida eterna. En cuando su uso en la carta de Santiago:

«El uso del aceite como elemento terapéutico se encuentra en el AT, así como en la literatura rabínica y entre los griegos. Un ejemplo neotestamentario aparece en Lc 10,34. en el nombre del Señor: Así, la unción no es un mero remedio médico, sino que, como en Mc 6,13, simboliza la presencia y fuerza sanadoras del Señor, es decir, de Jesucristo (cf. el bautismo administrado “en el nombre del Señor”, Hch 19,5)»[47].

2.3. La sal

Refiriéndose a la historia simbólica de Jerusalén, a la cual compara con un recién nacido abandonado en el campo, dice el Profeta Ezequiel: «Cuando naciste, el día en que viniste al mundo, no te cortaron cordón, no te lavaron con agua para limpiarte, no te frotaron con sal, ni te envolvieron» (16,4).

En hebreo, no aparece propiamente el término מֶלַח (sal), sino el verbo מלח, cuyo significado en hofal es «ser frotado con sal».[48] Ese aparece dos veces en el texto, primero en infinitivo absoluto y luego en perfecto (2ª persona femenina singular), esta construcción enfatiza la acción realizada. En griego, encontramos el término ἅλς (sal) y el verbo ἁλίζω que significa «sazonar».[49]

Esta práctica tenía «los propósitos de endurecer y limpiar la piel» del recién nacido.[50] Así lo recomendaba Galeno en su obra Sobre cómo hay que proteger la salud[51] I,7,4-6:

«El niño recién nacido, por tanto, libre de defectos en su entera constitución; en primer lugar, tiene que ser envuelto en pañales y verterle sales adecuadas para que la piel se vuelva más fuerte y consistente que las partes internas (συμμέτροις ἁλσιν περιταττόμενον, ὃπως αὐτῷ στερρότεπον καὶ πυκνότεπον εἲν τὸ δέρμα τῶν ἒνδον μοπίων).

En el embarazo todo era igual de blando, no lo tocaba ningún cuerpo de duro externo, ni tenía contacto con el aire frio; a causa de ellos se contraería [la piel], comprimiría y se volvería más fuerte y consistente que las otras partes. Pero cuando [el bebé] ha nacido, por necesidad estará en contacto [con otros], irá al frio, al calor, y a muchos cuerpos más ásperos que él mismo. Por ello, es conveniente que con la ayuda de estas [sales], nosotros le preparemos una cubierta natural para resistir el daño (τὸ σύμφυτον αὐτῷ σκέπασμα παρασκευασθῆναί πως ὑφ᾽ ἡμῶν ἄριστοῳ εἰς δυσπάθειαν)»[52].

Además de estos, Dioscórides, en Sobre los remedios medicinales 5,109, propone otros fines:

«Las sales antedichas, por ser de muchos usos, tienen en común una virtud: astringente, purificadora, resolutiva, además constrictiva y escarótica, diferenciándose unas de otras en el más o en el menos. Detienen las mortificaciones y se mezclan en la confección de los medicamentos detersivos y contra la sarna. Reducen las excrecencias de los ojos y consumen las de la carúncula lagrimal y las demás excrecencias carnosas»[53].

2.4. El medicamento de higos

Tanto en 2 Re 20,7 como en Is 38,21, el profeta pide un preparado de higos para curar la úlcera del rey Ezequías; «Esta prescripción médica no es extraña a la función del profeta, tal como la ejercía Eliseo»[54].

La construcción hebrea utilizada en ambos casos es תְּאֵנִים דְבֶלֶת , el primer término remite un preparado, pan o torta[55]; mientras que el segundo, significa higo o higuera[56]. En griego aparecen dos construcciones similares entre sí παλάθην σύκων en 2 Reyes y παλάθην ἐκ σύκων en Isaías. El primer término significa refiere a una torta hecha con frutas secas o en conserva[57] y el segundo, higo o plantación de higo[58]. En el Antiguo Testamento, el preparado de higos posee fines medicinales[59].

Este tratamiento era «bien conocido en la Antigüedad, pues era utilizado para reducir las inflamaciones, secar forúnculos y cicatrizar ulceras y llagas, entre otras aplicaciones médicas. Sus propiedades terapéuticas, por lo tanto, eran ampliamente conocidas desde tiempos muy antiguos en pueblos diversos»[60]. Por otra parte, es difícil determinar qué tipo de úlcera tenía el monarca, aunque los términos utilizados pueden dar algunas pistas:

«En cuanto a la enfermedad de la que estaba aquejado el rey Ezequías, cual fuera la exacta naturaleza de la dolencia del monarca es algo que no podemos precisar con total certidumbre. Si bien es difícil identificar con plena nitidez cual pudo ser la enfermedad específica a la que alude la voz sheḥin, en árabe vertido como (vide infra), sin embargo, el tratamiento que le fue prescrito al monarca Ezequías cuenta con numerosos paralelos en el medio mediterráneo antiguo.

Todo indica que, prima facie, se trata de una suerte de alteración de la piel, como así parece indicarlo el termino hebreo sheḥin (‘llaga, úlcera; erupción’), empleado por los dos redactores. El vocablo, que de suyo corresponde a una raíz cuyo significado básico es el de “ser/estar caliente/inflamado”, también es utilizado en el relato de las plagas de Egipto (Ex 9,9-11; cf. Dt 28,27, donde esta enfermedad es denominada sheḥin Miṣrayim, ‘la ulcera de Egipto’), en el que aparece clasificado entre las enfermedades enumeradas en Levítico (13,18-20,23) y es citado además en el fragmento de la aflicción de Job (2,7)»[61].

Dioscórides en su obra Sobre los remedios medicinales 1,128 señala su uso medicinal:

«[El higo] con harina de trigo limpia por detersión escamas de la piel, excrecencias cutáneas, efélides, manchas blancas, sarnas (σμήχει δὲ καὶ λέπρας καὶ λειχῆνας, ἐφήλεις, ἀλφούς, ψώρας [ἀχῶρας] σὺν ἀλφίτῳ[62]). Instilada en la herida presta ayuda a los picados por escorpión, animales venenosos, y a los mordidos por perros (καὶ σκορπιοπλήκτοις κατὰ τῆς πληγῆς ἐπισταζόμενος καὶ ἰοβόλοις καὶ κυνοδήκτοις βοηθεῖ). Aplicada en un trozo de lana e introducida en la caries es beneficiosa contra el dolor de dientes. Elimina verrugas vermiculareshttp://dioscorides.usal.es/p2.php?numero=182 aplicada en emplasto a base de grasa alrededor de ellas (καὶ μυρμηκίαν αἴρει στέατι περιπλασθείσης τῆς ἐν κύκλῳ σαρκός). El zumo de los ramos tiernos de la higuera silvestre produce los mismos efectos cuando están preñados y aún no ha germinado el botón. Una vez majados, se exprimen y su licor, desecado a la sombra, se almacena. La lágrima y el zumo se recogen por su virtud contra ulceraciones (καὶ ὁ χυλὸς ξηραινόμενος ἐν σκιᾷ ἀποτίθεται)»[63].

El higo posee cantidades importantes de Vitamina A y C[64], que ayudan a reconstruir la piel dañada[65].

2.5. La bilis o hiel de pescado

En el libro de Tobías se narran las vicisitudes de Tobit y su hijo Tobías. Este último emprende un viaje junto con Azarías, quien en realidad es el ángel Rafael. A orillas del río Tigris, Tobías atrapa un pez y el ángel le ordena sacar «la hiel (χολὴν), el corazón y el hígado» (6, 4). Ante ello,

«7 Preguntó entonces el muchacho al ángel: “Hermano Azarías, ¿qué remedios hay en el corazón, el hígado y la hiel del pez (ἡ χολὴ τοῦ ἰχθύος)?” 8 Le respondió: “Si se quema el corazón o el hígado del pez ante un hombre o una mujer atormentados por un demonio o un espíritu malo, el humo ahuyenta todo mal y le hace desaparecer para siempre. 9 En cuanto a la hiel, untando con ella los ojos de un hombre atacado por manchas blancas, y soplando sobre las manchas[66], queda curado (ἡ δὲ χολὴ ἐγχρῖσαι ἂνθρωπον ὃς ἒχει λευκώματα ἐν τοῖς ὀφθαλμῖς καὶ ἰαθήσεται)”» (6,7-9).

Al inicio de la perícopa, se pide extraer tres órganos del pescado, pero

«en su respuesta el ángel distingue entre los efectos que produce el humo, procedente del corazón y del hígado quemados, sobre los enfermos que se creen dominados por espíritus impuros y malos, y los que produce la aplicación de la hiel en los ojos enfermos, como si fuera un colirio»[67].

Pensamos que esto es una sutileza del autor, quien separa una creencia popular sobre la influencia de los demonios y espíritus malignos de un medicamento utilizado en la antigüedad. Por otra parte, puesto en boca de un ángel, el medicamento toma un carácter sacral y de legitimidad al tratamiento frente a visiones mágicas de la medicina.

El uso de la bilis en general para curar diversas enfermedades oftalmológicas[68] estaba extendido desde el Antiguo Egipto: «La bilis del hígado de vaca, si se fríe, se enfría y aplica en los ojos, da excelentes resultados para la ceguera nocturna» (Ebers Papyrus, 351)[69].

Dioscórides, en Sobre los remedios medicinales 2,78, hace referencia a la preparación y uso oftalmológico:

«Cualquier bilis se almacena de esta manera. Cógela reciente y átala por su boca con hilo de lino, métela en agua hirviente y la dejas el tiempo que se tarda en completar a la carrera tres estadios, después sácala y sécala en un lugar umbrío y seco. Si es para utilizar para remedios oculares, átala con hilo de lino y métela en un tarro de cristal que tenga miel, ata alrededor de la boca del tarro el hilo, tápalo y almacénalo (τὰς δὲ εἰς τὰ ὀφθαλμικὰ λίνῳ ἀποδήσας βάλε εἰς βυκίον ὑελοῦν ἔχον τα μέλι, καὶ τὴν ἀρχὴν τοῦ λίνου περιδήσας τῷ στόματι τοῦ βυκἰου πωμάσας ἀπόθου). Todas las bilis son acres, caloríficas y difieren unas de otras en la intensidad mayor o menor de sus propiedades. Parece que pueden graduarse de más a menos: la de cabracho, pez rata, tortuga marina, hiena, perdiz, águila, gallina blanca, cabra salvaje, ésta concretamente conviene a cataratas y opacidades incipientes, manchas blancas de la córnea y párpados ásperos En el grupo de las de oveja, cabro, cerdo y oso la más eficaz es la de toro[70]. (εἰσὶ δὲ πᾶσαι αἱ χολαὶ δριμεῖαι, θερμαντικαί, τὸ μᾶλλόν τε καὶ ἧττον κατὰ δύναμιν ἀλλήλων διαφέρουσαι. δοκοῦσι δὲ ἐπιτετάσθαι ἥ τε τοῦ θαλασσίου σκορπίου καὶ ἰχθύος τοῦ λεγομένου καλλιωνύμου, χελώνης τε θαλασσίας καὶ ὑαίνης, ἔτι δὲ πέρδικος καὶ ἀετοῦ καὶ ἀλεκτορίδος λευκῆς καὶ αἰγὸς ἀγρίας, ἰδίως ἁρμόζουσα πρὸς ἀρχομένας ὑποχύσεις καὶ ἀχλῦς, ἄργεμά τε καὶ τραχέα βλέφαρα. τῆς δὲ τοῦ προβάτου καὶ τοῦ τράγου καὶ τοῦ συὸς ἔτι δὲ ἄρκτου ἐμπρακτoτάτη ἐστὶν ἡ ταυρεία)»[71].

El término griego utilizado para referirse a la enfermedad es λευκώματα, plural de λεύκωμα, el cual hace referencia a la patología que sufría el padre de Tobías:

«La enfermedad de los ojos es identificada, con el concepto médico adecuado, como leukoma y tratada de forma apropiada con la bilis de pez, lo cual corresponde al estado de los conocimientos farmacológicos de la época. La nota que indica que los ojos de Tobit le “ardían” (11,12) revela no sólo un saber empírico a propósito de las consecuencias de este tratamiento, sino que también deja traslucir un conocimiento del hecho de que la virtud curativa de la bilis de pez se apoya de forma decisiva en su acción penetrante e irritante (Dioscórides). La técnica de curación de la ceguera, ilustrada de manera ejemplar sobre Tobit en 6,9, que tiene autoridad como terapéutica aplicada en principio para leucomas, marca así el comienzo de una medicina de los ojos relativamente desarrollada en el judaísmo antiguo»[72].

Una de las funciones de la bilis (producida por el hígado) es facilitar la absorción de la Vitamina A, que es un nutriente necesario para el correcto desarrollo de la visión[73]. El hígado, por otra parte, contiene importantes cantidades de Vitamina A[74], por lo que es evidente que su aplicación tiene fundamento farmacológico y no mágico-religioso.

2.6 Menciones menores

En la Escritura aparecen algunos remedios de los cuales no hay ninguna indicación terapéutica, pero es conveniente señalarlos.

Las drogas utilizadas eran muy variadas, poseían orígenes diversos y se distribuían a través de las conocidas rutas comerciales. Gn 37, 25 describe tres sustancias, que son de múltiple utilidad: «Luego se sentaron a comer. Al alzar la vista, divisaron una caravana de ismaelitas que venían de Galaad, con camellos cargados de almáciga, sandáraca y ládano (וָלֹט וּצְרׅי נְבאׄת / θυμιαμάτων καὶ ῥητίνης καὶ στακτῆς), que bajaban hacia Egipto».

La almáciga es una oleorresina obtenida a partir del arbusto Pistacia lentiscus L. (Anacardiaceae)[75], y se utilizaba para mascar con la finalidad de proteger los dientes y encías; además, como saborizante y aromatizante para la preparación de medicamentos, alimentos y perfumes[76]. La sandáraca es una resina aromatizante obtenida del Tetraclinis articulata (Vahl) Mast. (Cupressaceae)[77], además se puede obtener de otras Cupresaceae como, por ejemplo, de los Juniperus. En Jr 8,22, aparece referida a Galaad y como calmante de dolores[78]. Los términos usados son צֳֳֳרִי en hebreo, ῥητίνη en griego y resina en latín[79]. La última sustancia, el ládano, es una oleo gomorresina, obtenida de la especie Cistus, usada en perfumería y embalsamiento[80].

Llama la atención que el termino griego βάλσαμον, del cual deriva el castellano bálsamo, no aparece en el texto de la Septuaginta.

En el Apocalipsis, se aconseja al Ángel de la Iglesia de Laodicea comprar «un colirio (κολλ[ο]ύριν) para que te eches en los ojos y recobres la vista» (Ap 3,18).

Algunos autores ven allí algún tipo de referencia a la «piedra frigia», que se extraída en la zona[81] y es mencionada por Galeno en Sobre cómo hay que proteger la salud: «fortalecerás los ojos haciendo uso del colirio [κολλυρίῳ] seco que está compuesto de piedra de Frigia [φρυγίου λίθου], aplicando la sonda a los párpados, sin tocar la membrana de los ojos»[82]. Por el contrario, otros especialistas[83] sostienen que no «hay evidencia directa que Laodicea fuera conocida por su colirio«[84].

En nuestra opinión, la mención al «colirio» no posee ninguna especificación sobre su composición o la patología a aliviar como para establecer una relación con el texto de Galeno. Sin embargo, es curioso destacar que la palabra «colirio» aún se la utiliza como término farmacéutico, específicamente para referirse a una solución oftálmica preparada especialmente para contener un principio activo determinado que debe instilarse en el ojo.

El texto de Gn 29,1-30, narra la lucha entre dos hermanas, esposas de un mismo hombre, Jacob. «La rivalidad se concreta en el punto del amor y la fecundidad. Raquel es más guapa, la que enamoró al joven, la preferida sin disimulo; Lía es la fecunda, la que da más hijos, aunque reciba menor amor»[85].

La mandrágora (Mandragora officinalis Mill. -Solanaceae-) aparece seis veces en el texto bíblico, cinco en un mismo relato del Génesis: 30, 14 (dos veces).15 (2 veces). 16; donde se percata la creencia o superstición sobre sus propiedades, y en el Cantar de los Cantares (7,14), hace referencia a su perfume. El término hebreo es דּדָאׅים y en griego μανδραγόρας.

En el relato del Génesis, Rubén uno de los hijos de Lía encuentra algunas mandrágoras, dándose una discusión entre ambas mujeres, ya que Raquel las quiere.

«En el mundo antiguo, la ausencia de prole (especialmente de varones) entrañaba un problema socioeconómico: ¿quién heredaría el patrimonio familiar? La Biblia Hebrea ha dejado testimonio de varias vías con las que se buscaba “abrir el vientre”. De peor a mejor reflejada en el corpus, se encuentra primero la práctica del consumo de hierbas a las que se atribuían propiedades curativas. La planta (דודאים , presumiblemente Mandragora atutumnalis) por la que Raquel cede una noche con Jacob remite a ritos médico-mágicos que debieron haber disfrutado de gran credibilidad en el Antiguo Israel (Gen 30:14-16), así como en el resto del Próximo Oriente Antiguo»[86].

En la antigüedad se la «consideraba afrodisíaca o estimulante a la fecundidad»[87], probablemente «causa de su forma remotamente parecida a la figura de un hombre»[88]. Pero, no hay evidencia farmacológica de ello. La Mandragora officinarum, contiene alcaloides como la escopolamina con actividad sedante, analgésica y alucinógena[89]. Llama la atención que en el texto ugarítico (KTU 1.3 III), la mandrágora ddym aparezca como tranquilizante o dadora de amor en el contexto de una disputa por el Palacio de Baal:

«- Mensaje de Baal, el Todopoderoso,

palabra del más potente de los héroes:

-Sal al paso de la guerra en la tierra,

pon en las estepas concordia (ddym),

derrama paz en el seno de la tierra,

reposo en las entrañas del campo»[90].

Donde una alternativa de traducción sería «pon en las estepas mandrágoras/ofrendas de amor (ddym)»[91]. El término está en clara conexión con la acepción hebrea דּדׅים dȗdȋm «amor», solamente usado en plural, especialmente entre ambos sexos (Cant. 1,2.4; 4,10; Ez.16,8; 23,17)[92].

Dioscórides describe detalladamente sus usos en Sobre los remedios medicinales 4,75, de los cuales nos interesa que «otros [la denominan] de Circe, porque su raíz parece ser productora de filtros amorosos (δοκεῖ ἡ ῥίζα φίλτρων εἶναι ποιητική[93])»; que «los pastores la suelen comer y se quedan un tanto adormilados»; y que la decocción de la raíz con vino la utilizan para quienes «padecen de insomnio, tienen muchos dolores o se quieren anestesiar»[94].

2.7. Términos relacionados a los medicamentos

En esta última parte, nos parece importante señalar brevemente dos términos que hacen referencia a los medicamentos y su producción: φάρμακov y μυρεψὸς.

En Sr 38,4 aparece φάρμακα para referirse a las plantas medicinales. Este término se encuentra en una perícopa (38,1-15) que versa sobre cuestiones relacionadas con la salud y la curación. El termino φάρμακον significa medicina, medicamento, medicina, cura, como también veneno. Su uso está atestiguado en el griego clásico[95]. En la Septuaginta posee ese mismo sentido, como también el de hechicería (2 Re 9,22; Sb 1,14 Mi 5,11; Na 3,4 x 2[96]) y en Sr 6,16 referido al amigo[97]. En este libro, hay una visión positiva ya que expone que las plantas medicinales son creadas por Dios y el prudente sabe aprovecharlas.

En la versión Sinaítica del libro de Tobías[98], este término aparece cinco veces: refiriéndose a los medicamentos (φάρμακα) que le suministran los médicos a Tobit en 2,11; en el diálogo entre el ángel y Tobías refriéndose a la hiel de pez como medicamento (φάρμακov) en 6,4.7; y finalmente cuando este aplica el remedio (φάρμακov) a su padre, en 11,8.11. En esta versión, φάρμακov comienza teniendo un aspecto negativo y termina siendo algo positivo.

En Sr 38,7 aparece el termino μυρεψὸς, cuyo significado es «aquel que prepara ungüentos o perfumista»[99]. En la Septuaginta, la mayoría de las veces tiene el sentido de el /la perfumista, quien hace perfumes o sustancias aromáticas[100].

El contexto médico-farmacéutico de la perícopa (38,1-15) hace referencia a una persona capaz de preparar medicinas, por ello se suele traducir por farmacéutico o boticario[101]. Por otra parte, en el texto se señala una diferencia entre el trabajo del médico y el del farmacéutico, como también la necesidad de ambos para obtener la salud.

3. Conclusión

La integración de los saberes bíblicos y farmacéuticos ofrece elementos que permiten un acercamiento más profundo a los textos. Señalan la diferencia entre los medicamentos utilizados empíricamente en el Antiguo Oriente, algunos más tarde fundamentados en la medicina hipocrático-galénica; de aquellos que son mágico-religiosos.

Podemos notar que los medicamentos que aparecen son prescriptos, recomendados, relatados o utilizados por seres envestidos de poder divino: un ángel, un profeta, el apóstol, y el mismo Jesús[102]; y que, utilizando las herramientas científicas de hoy, comprendemos que son remedios con ciertas utilidades que existían en Israel y muchos de los pueblos circundantes, y no meras creaciones literarias o «pócimas mágicas». Esto habla de un dialogo entre culturas y el intercambio de saberes.

Estos principios activos que antiguamente se obtenían principalmente de las plantas medicinales y de sustancias de origen animal, hoy en día se obtienen por síntesis en el laboratorio, y se mezclan con excipientes para crear medicamentos de diversa actividad terapéutica. Sin embargo, todo principio activo, ya sea este de origen natural o sintético, posee la misma acción farmacológica.

En el caso del vino mezclado con aceite, su uso en las heridas está justificado tanto por las propiedades antisépticas del vino, como la función suavizante del aceite que hoy es utilizado en linimentos, ungüentos, cremas y lociones tópicas. El vino mezclado con mirra es útil para mitigar el dolor, dadas las propiedades analgésicas y narcóticas de la mirra que se potencia con el alcohol. La mirra ha quedado en desuso al haber sido reemplazada por opiáceos como la morfina; sin embargo, el mecanismo de acción es el mismo. La recomendación de beber vino moderadamente para reducir el malestar estomacal según diferentes tradiciones, es científicamente discutida.

Respecto de la sal, si bien se ha utilizado en la conservación de alimentos y otras sustancias, cubrir con sal al recién nacido (costumbre que aún continúa en algunas aldeas del Cercano Oriente) podría resultar catastrófico, dado que puede absorberse en la piel inmadura del bebé causando hipernatremia.

La vitamina A además de ser un nutriente imprescindible para la visión, es utilizada en el tratamiento de la piel dañada. El higo y el hígado contienen importantes cantidades de vitamina A; y la bilis, producida por el hígado, facilita su absorción.

La almáciga se continúa mascando en el Cercano Oriente, dadas sus propiedades saborizantes y antisépticas. Por otro lado, la sandáraca y el ládano tienen virtud aromatizante, y ya no se utilizan en excipientes, aunque sí en perfumes.

Por último, la mandrágora contiene atropina y escopolamina. La industria farmacéutica ha logrado desarrollar desde hace años derivados de estos compuestos con la finalidad de buscar efectos selectivos (como ser la reducción del espasmo, por nombrar alguno), sin afectar al sistema nervioso central, región donde se produce la sedación. Consideramos que estos medicamentos han sido realmente útiles en la antigüedad (salvo algunas excepciones como la sal para el recién nacido), y que su fundamentación debe haber sido principalmente experimental.

Se constató también que la gran mayoría de estudios, tanto bíblicos como del área de la salud, desarrollan la figura del médico, la enfermedad tratada o el medicamento utilizado; mientras que casi no hay menciones acerca del farmacéutico ni del uso de ciertas drogas como excipientes.

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Notas

[1] Es el arte del farmacéutico, es decir, de aquél que prepara los medicamentos, cf. Edward Kremers y Gerorge Urdang, History of Pharmacy... 432. Los mismos provenían de plantas medicinales y de sustancias de origen animal y mineral.
[2] Es imprescindible aclarar que los medicamentos pueden estar compuestos de uno o más principios activos, y generalmente van acompañados de excipientes.
[3] Una droga es cualquier sustancia que se emplea en medicina o cualquier otro arte. El hecho de que aquí tratemos solamente aquellas que forman parte de un medicamento, implica necesariamente que se trate de principios activos o excipientes.
[4] Es cualquier sustancia que se mezcle con el principio activo, con la finalidad de facilitar su uso.
[5] Es cualquier sustancia con acción farmacológica.
[6] Tratados acerca de la preparación de medicamentos.
[7] Salvo en el caso del Ebers Papyrus que está escrito en jeroglíficos.
[8] En la Sagrada Escritura, aparecen varios textos acerca de la salud y la curación, por ejemplo: Ex 15, 26 («Yo soy Yahvé, el que te sana»), Lv 13-14 (cuestiones sobre la lepra), 2 Re 4-5 (los milagros de Eliseo), etc.; pero no se estudiarán ya que no poseen una referencia directa con la farmacia.
[9] Joseph Fitzmyer, El evangelio según Lucas... 286.
[10] La traducción es nuestra.
[11] Hippocrates, Places in Man... 354.
[12] Médico y botánico griego (s. I d.C.), autor de De materia medica. Durante 1500 años fue la base de tratados de medicina, farmacia y botánica.
[13] En el Nuevo Testamento, el sustantivo τραῡμα sólo aparece en Lc 10,34.
[14] Dioscórides, περὶ οἴνων·[en linea], http://dioscorides.usal.es/p2.php?numero=783 [consulta: 16 de junio 2020]
[15] Francisco Cortés Gabaudan y Antonio López Eire, Estudios y traducción. Dioscórides... 382.
[16] «Todo lo que la circuncisión lleva consigo puede hacerse en día de sábado: incisión, desgarre (de la membrana), succión, colocación de compresas y de comino (...) Si no fue mezclado vino con aceite antes de la tarde del sábado, se aplica cada uno por separado. No se puede preparar en aquel momento una venda desde el principio, pero se puede recubrir con un girón de tela». Carlos Del Valle, La Misna… 181.
[17] Ernest Budge, Syrian Anatomy, Pathology and Therapeutics... 40.
[18] Ibid.
[19] Ibid, 41.
[20] El verbo σμυρνίζω significa «mezclar con mirra» y su uso sólo aparece testimoniado en este versículo (ἐσμυρνισμένον οἶνον). Wilhlme, Michaelis, «σμυρνίζω», Grande Lessico XII... 677-678.
[21] Mt 27, 34 alude indirectamente al Sal 69, 22 («me han echado veneno en la comida, han apagado mi sed con vinagre») que narra los escarnios del justo. Pero, lo hace desde la versión griega que en lugar de «veneno» utiliza el término χολὴ que significa hiel, bilis; probablemente por la amargura de esta.
[22] Joachim Gnilka, Evangelio según San Marcos... 370.
[23] Cita del tratado «Sanedrín» del Talmud de Babilonia.
[24] Joachim Gnilka, Evangelio según San Marcos... 370-371.
[25] Dificultad en la respiración en otra postura que no sea levantado.
[26] Francisco Cortés Gabaudan y Antonio López Eire, Estudios y traducción. Dioscórides... 92.
[27] Dioscórides, περὶ σμύρνης·[en línea], http://dioscorides.usal.es/p2.php?numero=75 [consulta: 16 de junio 2020].
[28] Agradecemos al Dr. Marcelo L. Wagner, titular de la Cátedra de Farmacobotánica y Director del Museo de Farmacobotánica “Juan A. Domínguez” (Facultad de Farmacia y Bioquímica, Universidad de Buenos Aires), por sus correcciones pertinentes al nombre científico de las plantas medicinales.
[29] Piero Dolara et al., «Analgesic effects of myrrh», 29.
[30] Kaibel, Georg, Deipnosophistai of Athenaeus of Naucratis... 106.
[31] La traducción es nuestra.
[32] Dioscórides, περὶ σμύρνης·[en línea], http://dioscorides.usal.es/p2.php?numero=783 [consulta: 17 de junio 2020]
[33] Francisco Cortés Gabaudan y Antonio López Eire, Estudios y traducción. Dioscórides... 38.
[34] Sergio de Reshayna (s. VI d.C.), médico y sacerdote monofisita, fue el primero en traducir las obras médicas griegas al siríaco. El libro de las medicinas (un ms. del s. XII) es una farmacopea siríaca basada en conocimientos médicos de la Antigüedad tardía, cuyo fundamento son diversas fuentes griegas y medicamentos tradicionales del Cercano Oriente. Cf. Grigory Kessel, «Syriac Medicine», 438-459.
[35] La traducción a partir del siríaco es nuestra, y ha sido realizada a partir de la edición de Ernest Budge, Syrian Anatomy, Pathology and Therapeutics... 289.
[36] Paola Druille, «El vino en el Pedagogo de Clemente de Alejandría», 83.
[37] Raymond Collins, 1 and 2 Timothy and Titus: a Commentary… 150.
[38] Cf. Henriette Heinrich et al., «Effect on gastric function and symptoms of drinking wine, black tea, or schnapps with a Swiss cheese fondue: randomised controlled crossover trial», 1284-1285
[39] Los beneficios del aceite tienen su analogía en la literatura ugarítica, «En un sueño del benigno El, el misericordioso, en una visión del creador de las criaturas, ¡de los cielos llovía aceite, por los torrentes corría miel! Se alegró el benigno El, el misericordioso». Cf. Paolo Xella, «Una cuestión de vida o muerte: Baal de Ugarit y los dioses fenicios», 36.
[40] Cf. Gonzalo Flórez García, Penitencia y unción de enfermos... 320-321.
[41] Gonzalo Flórez García, Penitencia y unción de enfermos... 322.
[42] Tal vez sea el nombre de una planta medicinal. Cf. Gregorio Del Olmo Lete, Mitos, leyendas y rituales... 161, nota 13.
[43] Cf. Willian Schniedewind y Joel Hunt, A Primer on Ugaritic… 119. Gregorio Del Olmo Lete, Joaquín Sanmartín y Wilfred, «zt», A Dictionary of the Ugaritic Language… 1001.
[44] Gregorio Del Olmo Lete, Mitos, leyendas y rituales... 160.
[45] Dioscórides, περὶ ἑλαίου, [en línea], http://dioscorides.usal.es/p2.php?numero=33 [consulta: 17 de junio 2020].
[46] Francisco Cortés Gabaudan y Antonio López Eire, Estudios y traducción. Dioscórides... 75.
[47] Thomas W. Leahy, «Carta de Santiago»... 486.
[48] Luis Alonso Schökel, «מלח », Diccionario hebreo-español... 430.
[49] Takamitsu Muraoka, «ἁλίζω», A Greek-English Lexicon of the Septuagint… 26. La traducción es nuestra.
[50] Miquel Forcada, «Salting Babies. Innovation and Tradition in Premodern Procedures for Neonatal Care», 158 . La traducción es nuestra.
[51] Γαλήνου ὑγιειῶν λόγος o De sanitate tuenda. Seguimos el titulo utilizado por Cerezo Magán, aunque no desconocemos las discusiones acerca de cómo traducirlo al español. Cf. Manuel Cerezo Magán, La salud según Galeno... 7-8.
[52] Konrad Koch, Georg Helmreich, Karl Kalbfleisch y Otto Karl, Corpus Medicorum Graecorum... 16. La traducción es nuestra.
[53] Francisco Cortés Gabaudan y Antonio López Eire, Estudios y traducción. Dioscórides... 424.
[54] Pierre Buis, El libro de los Reyes... 40.
[55] Cf. Luis Alonso Schökel, «דְבֵלָה », Diccionario hebreo-español... 167. Wilhelm Gesenius y Samuel Prideaux Tregelles, «דְבֵלָה », Hebrew and Chaldee Lexicon...185.
[56] Cf. Luis Alonso Schökel, «תְּאֵנָה », Diccionario hebreo-español... 791. Wilhelm Gesenius y Samuel Prideaux Tregelles, «תְּאֵנָה », Hebrew and Chaldee Lexicon... 854-855.
[57] Cf. Takamitsu Muraoka, «παλάθη», A Greek-English Lexicon of the Septuagint… 520.
[58] Cf. Takamitsu Muraoka, «παλάθη», A Greek-English Lexicon of the Septuagint… 645.
[59] Los términos דְבֶלֶת posee distintas traducciones al español: «masa», «pasta», «cataplasma», «emplasto”, «ungüento», «mezcla»; incluso en algunas versiones de la Biblia encontramos dos términos distintos para traducirlo en 2 Reyes e Isaías. Más allá de las distintas opciones de los traductores, las cuales tienen una razón, pensamos que דְבֵלָה no puede traducirse por «emplasto» o «cataplasma», ya que estos son términos farmacéuticos técnicos e implican un preparado y modo de aplicación específico sobre un apósito. Tampoco «pasta» sería una buena traducción, ya que las mismas contienen alto contenido sólido. Por último, «ungüento» refiere a sustancias grasas y/o resinas, no siendo este el caso del higo.

En la Vulgata, aparecen «massam ficorum» y «posuissent super ulcus» en 2 Re y «massam de ficis et cataplasmarent super vulnus» en Is. El término para referirse al problema dérmico en hebreo es שְׁחִין en ambos texto, mientras que el texto latino marca algunas diferencias «ulcus» (úlcera) y «vulnus» (herida). En el texto de Isaías, encontramos un término médico muy preciso que proviene del griego (cf. Matilde Conde Salazar. «Nuevas incursiones en el vocabulario de Teodoro Prisciano. Formas verbales “técnicas” y tardías»).

[60] Juan Pedro, Monferrer-Sala, «Coge una cataplasma», 25.
[61] Ibid., 27.
[62] Dioscórides, περὶ σύκων, [en línea], http://dioscorides.usal.es/p2.php?numero=182 [consulta: 17 de junio 2020].
[63] Francisco Cortés Gabaudan y Antonio López Eire, Estudios y traducción. Dioscórides... 135.
[64] William Charles Evans y George Edward Trease, Pharmacognosy... 212.
[65] Jesús Flórez, Juan Antonio Armijo y África Mediavilla, Farmacología humana... 993-998.
[66] El pedido de soplar sobre las manchas aparece en la versión Sinaitica del libro de Tobías y en el manuscrito hebreo de Qumrán 4Q200 fgr. 5, 2, (Florentino García Martínez y Eibert. J. C. Tigchelaar, The Dead Sea Scrolls Study Edition…396) donde se utiliza el verbo נפץ , esparcir, espolvorear (cf. Wilhelm Gesenius y Samuel Prideaux Tregelles, «נפץ », Hebrew and Chaldee Lexicon... 558); por ello algún autor expone que podría tratarse de la hiel en forma de polvo. Cf. Annie Attia, «Disease and Healing in the Book of Tobit and in the Mesopotamian Medicine», 56. A nuestro parecer, el hecho de «untar» (el verbo utilizado es ἐγχρίω) la hiel, ya es suficiente para la aplicación terapéutica.
[67] José Vílchez Lindez, Tobías y Judit... 128.
[68] f. Marcelo L. Wagner y Daniel Asade, «Del Próximo Oriente Antiguo a Italia y España medieval. Trasmisión del conocimiento farmacéutico».

Cf. Marcelo L. Wagner y Daniel Asade, «Del Próximo Oriente Antiguo a Italia y España medieval. Trasmisión del conocimiento farmacéutico».

[69] John F. Nunn, Ancient Egyptian Medicine... 150.
[70] Francisco Cortés Gabaudan y Antonio López Eire, Estudios y traducción. Dioscórides... 160.
[71] Dioscórides, περὶ χολῆς, [en línea], http://dioscorides.usal.es/p2.php?numero=271 [consulta: 17 de junio 2020]. Tanto el texto griego como su traducción.
[72] Kollmann, «Göttliche Offenbarung magisch-pharmakologischer Heilkunst im Buch Tobit», Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft 106:2 (1994) 289-299. Traducción tomada de Daniel Doré, El libro de Tobit o el secreto del rey... 36-37.
[73] Jesús Flórez, Juan Antonio Armijo y África Mediavilla, Farmacología humana... 992.
[74] Ibíd., 994.
[75] William Charles Evans y George Edward Trease, Pharmacognosy... 287
[76] W. Ewing, «Mastic», en James Orr (ed), International Standard Bible Encyclopedia Online, https://www.internationalstandardbible.com/M/mastic-mastick.html [consulta: 2 de mayo 2020].
[77] William Charles Evans y George Edward Trease, Pharmacognosy... 287
[78] «Galaad figura una vez más como lugar ideal para recoger bálsamo (8,22; 51,8). La única reacción de Egipto es atender a sanar sus heridas; Heródoto informa que en este país la medicina era una preocupación muy extendida (Historia, 2, 84)». Guy P. Couturier, “Jeremías”, 878.
[79] En Ct 5,1 aparece como substancia aromática.
[80] William Charles Evans y George Edward Trease, Pharmacognosy... 29.
[81] Cf. José María González Ruiz, Apocalipsis de Juan... 105. Robert H. Mounce, The Book of Revelation... 111. James Dixon Douglas, Merill Chapin Tenney y Moisés Silva, «Laodicea», Zondervan Illustrated Bible Dictionary…831.
[82] Traducción tomada de Manuel Cerezo Magán, La salud según Galeno... 246 y los términos griegos son tomados de Konrad Koch, Georg Helmreich, Karl Kalbfleisch y Otto Karl, Corpus Medicorum Graecorum... 192.
[83] «La afirmación corriente de un “colirio” (κολλούριον, o bien κολλύριον) propio de una escuela médica de Laodicea debe ser replanteada. Galeno, la fuente principal, afirma que existía un “ungüento” (κολλύριον) derivado de una piedra gris y habla de Laodicea a propósito del ungüento para los oídos. Es probable que también el ungüento oftálmico fuera conocido por los médicos de Laodicea». Ugo Vanni, Lectura del Apocalipsis: Hermenéutica, exégesis, teología... 170.
[84] Craig R. Koester, «The Message to Laodicea and the Problem of Its Local Context: A Study of the Imagery in Rev 3.14-22», 419. La traducción es nuestra.
[85] Luis Alonso Schökel, ¿Dónde está tu hermano? Textos de fraternidad en el libro del Génesis... 169.
[86] Clara Carbonell Ortiz, «La semántica de la maternidad. Fecundidad, esterilidad y esclavas en el Antiguo Israel», 349-350.
[87] Luis Alonso Schökel, ¿Dónde está tu hermano? Textos de fraternidad en el libro del Génesis... 179.
[88] Gerhard Von Rad, El libro del Génesis... 364
[89] Jesús Flórez, Juan Antonio Armijo y África Mediavilla, Farmacología humana... 231-232.
[90] Gregorio Del Olmo Lete, Mitos, leyendas y rituales... 93.
[91] Ibíd., nota 19.
[92] Cf. Luis Alonso Schökel, «דּוֺד », Diccionario hebreo-español... 173. Wilhelm Gesenius y Samuel Prideaux Tregelles, «דּוֺד », Hebrew and Chaldee Lexicon... 191.
[93] Dioscórides, περὶ μανδραγόρου, [en línea], http://dioscorides.usal.es/p2.php?numero=646 [consulta: 18 de junio 2020].
[94] Francisco Cortés Gabaudan y Antonio López Eire, Estudios y traducción. Dioscórides... 322.
[95] Henry G. Liddell y Robert Scott, «φάρμακον», A Greek-English Lexicon... 1917. Muraoka Takamitsu, «φάρμακον», A Greek-English Lexicon of the Septuagint… 711.
[96] Posee también este sentido en la versión de Tobías del Código Sinaítico (2,10; 6,4.7; 11,8.11) y el libro del Apocalipsis (Ap 9,21).
[97] «Un amigo fiel es un bálsamo de vida». En la Vulgata, el término se traduce por medicamentum.
[98] «Dos versiones [del libro de Tobías] en griego han sido las más utilizadas: a) La versión llamada GI fue durante mucho tiempo la más utilizada y considerada la más original. Está atestiguada, principalmente, por los códices Vaticano (B) y Alejandrino (A). b) Actualmente, se prefiere manejar la versión griega GII, presente en el códice Sinaítico (S). Esta versión es más larga que GI (aproximadamente un 22% más larga) y, aunque un principio de crítica textual es preferir la versión más corta, parece ser que GI es un resumen de GII, ya que GI refleja ideas y desarrollos teológicos posteriores a GII». Ana Laura Castillo Chouza y Gabriel Fierro, Ester, Judit, Rut, Tobías. Apócrifos del Antiguo Testamento... 200.
[99] Henry G. Liddell y Robert Scott, «μυρεψός», A Greek-English Lexicon... 1153.
[100] Muraoka Takamitsu, «μυρεψός», A Greek-English Lexicon of the Septuagint… 470. En la versión de la LXX: Ex 30,25. 35; 38, 25 (37,39 en el Texto Masorético); 1 Sam 8, 13; 1 Cr 9,30; 2 Cr 16,14; Ct 3,6; Sir 49,1. En las seis primeras citas el termino hebreo utilizado proviene de la raíz rqḥ que como sustantivo significa: perfume, aroma, especia, mezcla, mixtura; o aroma, especias, perfumista; y como verbo: mezclar, confeccionar, confeccionar ungüentos/perfumes. Luis Alonso Schökel, «רקח », Diccionario hebreo-español... 719.
[101] «Participio perfumista, boticario Eclo 38,7(8)». Ibid. No deja de llamar la atención que esto se señale en un diccionario hebreo-español y que el Prof. Luis Alonso Schöckel lo haya creído necesario.
[102] «Los curanderos africanos atribuyen a menudo a una revelación sobrenatural el conocimiento del remedio adecuado a cada caso». Pierre Buis, El libro de los Reyes... 40.
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